domingo, 27 de agosto de 2017

El Gallo toca el cielo con las "alas"

Morón le ganó a San Lorenzo en el Ciudad de Lanús y pasó a octavos de final en la Copa Argentina, donde enfrentará a Unión de Santa Fe; el conmovedor aliento de su gente tuvo premio con el agónico gol de Guzmán.

La gente se pregunta qué está pasando. ¿Por qué llora ese hombre? ¿Por qué se abrazan aquellos dos, si no se conocen? ¿Qué es esa marea roja y blanca saltando al ritmo de miles de gritos? ¿Por qué es todo tan distinto del otro lado, a cien metros de distancia? Y todo tiene una razón de ser. Es el Deportivo Morón, que acaba de consumar una nueva hazaña. Eliminó a San Lorenzo de Almagro de la Copa Argentina para avanzar a los octavos de final del campeonato, instancia en la que ya esperaba Unión de Santa Fe.

Y con santa fe llegaba Morón a su debut oficial en la campaña 2017/18. Tal vez haya sido por eso que el último e indiscutido campeón de la Primera B siguió escribiendo historia. Aún con arena y sal en los botines, el equipo de Walter Otta disimuló la intensa pretemporada en la costa atlántica que había realizado hasta hacía sólo un par de horas. Compensó con amor propio la falta de rodaje, cumplió a lo grande con las obligaciones del calendario, y se tomó revancha de la eliminación sufrida ante el Ciclón en la Copa de 2013.

Las crónicas dirán que Morón hizo el gol a cinco del final y a través de Leandro Guzmán, que 15 minutos antes había reemplazado a Nicolás Ramírez. Pero es más justo mencionar que Morón se puso en ventaja desde temprano y gracias a su maravillosa gente. ¿Es posible que un pueblo se mude a una tribuna por 90 minutos? En la cabecera visitante del estadio Ciudad de Lanús estaba la respuesta. El público del Gallo (hasta Dios perdió la cuenta) estuvo a la altura y puso lo suyo para que la jornada fuera inolvidable. Hizo ‘local’ a su equipo y tuvo un premio de los grandes.

Los gallos no vuelan como los cuervos, pero el del Oeste, el nuestro, hoy toca el cielo con las alas. Se lo ve viajar muy alto con el sueño copero tatuado en su cresta roja. El orgásmico 1-0 final sirvió para entender qué era lo que estaba pasando.


Por: Nicolás De Marco.


                                        Foto: gentileza, Eduardo Fabián Acuña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario