miércoles, 9 de marzo de 2016

El "peso de la historia" y otro empate con "sabor a poco".

Sin importar demasiado con qué "versión" habremos de enfrentarnos (candidato o "del montón", brillante o mediocre), año tras año, la historia futbolística nos devuelve (casi) siempre el mismo resultado, con prescindencia de los merecimientos circunstanciales: aquella que justifica la paternidad en los números y que reivindica, temporada a temporada que, rara vez, el Gallo puede festejar con Atlanta, su auténtica "bestia negra" a lo largo de los años.

En este caso, y tal cual la (incómoda) costumbre, quien "pegaría" primero resultaría la visita, para comenzar a "escribir" un nuevo capítulo de ese "libro" aparte de los enfrentamientos con el "Bohemio", (mal) acostumbrado a complicarnos la "existencia" de entrada y en su primera llegada.

En efecto, a los '10 de iniciado el encuentro, un centro desde la izquierda del ataque de Atlanta, despejado en un primer intento y permitida su reiteración casi "calcada", por el preanuncio de la mala noche de la última línea del Gallo, "viajaría" sin escalas hasta el botín derecho de Lucas Mancinelli, quien aprovechándose del estatismo de los defensores locales, empalmaría el balón sobre el segundo palo, derrotando sin atenuantes a un sorprendido Milton Alvarez.

Con el "baldazo de agua helada" consumado, tan acostumbrado en aquellos muchachos de camiseta azul y amarilla, a rayas verticales, venidos de Villa Crespo, el equipo de Walter Otta debía enfrentarse y sobreponerse a su tercer desventaja parcial y consecutiva, en los últimos tres partidos, luego de revertir los 0-1 ante UAI Urquiza y Almirante, con triunfo y empate final, en sus antecedentes más recientes.

Evidentemente, los desacoples defensivos que encenderían las alarmas, hace una semana, en Isidro Casanova, y que le costaran dos goles en contra al once de Otta, se reiterarían y profundizarían con Atlanta, dejando en evidencia la endeblez y vulnerabilidad de la última línea del Gallo, no detectada previamente, por la escasa demanda y exigencia de los puntas de Riestra, Armenio y la UAI Urquiza, pero que hoy constituyen una realidad incontrastable (con cinco goles soportados en apenas tres partidos), que comienza a inquietar y mucho.

Con las ausencias obligadas de Juan Ferreira y Nicolás Gásperi (en este caso, impensada y de última hora), el Morón de Walter Otta no hallaría un mejor rendimiento en sus reemplazantes, Cristian Broggi y Emmanuel Francés, permitiendo que el lateral derecho de la defensa de Morón, resultase el sector a "explotar" por los volantes y delanteros visitantes.

En rigor de verdad, Ferreira (con una molesta fascitis plantar, al igual que Junior Mendieta, nuevamente ausente), no venía convenciendo en su rendimiento, puesto que pese a su saludable vocación de proyectarse e ir al ataque con acierto, había dejado que desear a la hora de la marca, en definitiva, su función primordial.

Sin embargo, el regreso de Broggi, luego de su experiencia de selección con la sub 23, resultaría extrañamente errática, con un primer tiempo para el olvido y un complemento donde recién, con el ingreso de Maximiliano Jerez (ante la lesión de Nicolás Minici, tal vez otra nueva baja para la complicada defensa del Gallo) y su corrimiento hacia el sector izquierdo, le devolvería algo de la solidez a la que nos tiene acostumbrados. Pese a ello, y conociendo las enormes condiciones de Cristian Broggi, quien no requiere demostrar absolutamente nada, será cuestión de tiempo y "rodaje" para regresar a su verdadero nivel.

El caso de Emmanuel Francés sería diferente, ya que obligado a ingresar a minutos de comenzar el partido, para reemplazar nada menos que al "Gordo" Gásperi, de los más rendidores de las últimas temporadas, erigiéndose en imprescindible para la defensa, lo del ex Italiano resultaría decididamente malo, con muchas dudas en la marca, poco timming en el anticipo y una marcada lentitud a la hora de "lidiar" con los puntas "ligeritos" de Atlanta.

En este marco, con un Broggi de mal partido y un Francés de actuación aún peor, las dudas se apoderarían de todo el sector defensivo del Deportivo Morón, "contagiando" de nerviosismo al siempre regular Emiliano Mayola, y hasta al seguro Milton Alvarez, quien creemos decidiera "aventurarse" más allá de los "confines" de su área, en un par de inapropiadas oportunidades, en virtud de la desconfianza que le generaban sus compañeros de última línea, como al resto de los asistentes al Nuevo Francisco Urbano.

Menos mal que la respuestas que el Gallo hoy no tiene en su defensa, las cuenta y en grandes proporciones, de tres cuartos de cancha en adelante, con un Rodrigo Díaz en un fantástico nivel y una inmejorable condición física, al igual que Gerardo Martínez, "enchufado" y brillante como nunca y de cuyos encuentros sobreviene el por qué de la "magia" de este deporte tan hermoso, llamado fútbol.

Por si fuera poco, este Morón de Walter Otta ostenta también la calidad futbolística de un volante central de "otra categoría", como Emmanuel Giménez, quien además de "morder", quitar y anticipar como lo "manda" su posición, exhibe una capacidad de primer pase y una talento desusados para un "doble cinco", además de su saludable vocación ofensiva y su formidable pegada a distancia, como quedara demostrado sobre los '36 del primer tiempo, cuando clavara un derechazo inatajable para el arquero de Atlanta, igualando con un auténtico golazo, un partido que comenzaba a complicarse, con la visita en ventaja y cerrándose cada vez más cerca de su área.

Con la salvedad de Damián Toledo, de innegable voluntad, pero en un nivel bajísimo, desde su regreso oficial, luego de la grave lesión ligamentaria en una de sus rodillas, unos pasos por delante, y aún en ausencia de Junior Mendieta, el Gallo cuenta con ese "optimista de toda la cancha", de apellido Yassogna, que a veces embarullado y otras veces más claro, empuja, obliga y se prodiga los '90, como volante, media punta o delantero, erigiéndose en otro jugador indispensable, de esos que uno no quisiera tener nunca más enfrente.

Hasta llegar a Javier Rossi, aquél al que le costara "ensamblarse" en el "circuito" de Gerardo y el "Rengo", durante los primeros partidos, pero que hoy comienza a esbozar las razones de un pasado reciente y goleador en Tiro Federal y Villa Dálmine, por evitar sólo dos ejemplos en su carrera, y que además de evidenciar las "credenciales" de un "9' letal en los últimos metros, lo muestran también como un delantero solidario, que baja permanentemente a "dar una mano" y que posee la capacidad ya casi inexistente, de saber moverse muy bien de espaldas al arco (en función de "pivot") y sin la pelota, en los espacios vacíos.

Precisamente por "obra" del "Bicho", luego de una enorme jugada individual, dentro del área, de derecha al centro y sacándose rivales de encima, en un auténtico "slalom" futbolístico, a los '20 del segundo tiempo, Rossi volvería a emparejar el marcador para Morón, con el segundo golazo de la noche, para un 2 a 2 que no se modificaría hasta el final del encuentro, más allá de las opciones con las que contara el Gallito para ganar el partido (con un hombre de más, durante 26 minutos), puesto que en definitiva y a lo largo de los '90, el once de Otta habría de merecer mejor suerte.

Pero al igual que sucediera hace una semana, en Casanova, el Deportivo Morón se quedaría con un regusto a poco en la boca, castigo a los desacoples defensivos que ya se pasaron de simples alarmas (¿será prudente jugar tanto al "achique", con árbitros como López Aldazábal, que no te cobran absolutamente nada?), y a la "siesta" que volvería a repetir al comienzo del complemento, al cederle la iniciativa al oponente y reaccionar recién después de tener que ir a buscar el balón dentro de su arco.

Como sea y a pesar de los años, sin importar "versiones" futbolísticas rivales, ni merecimientos circunstanciales, la historia sigue imponiendo su peso y, frente a Atlanta, su "bestia negra" de siempre..., evidentemente los "festejos" del Gallo son pocos y contados.

Ahora se viene el "Lechero", con Stagliano y Bazán Vera en el banco, y la obligación imperiosa de ganar, para que la ilusión del ascenso no se aleje "volando" en las garras de un "Cuervo".

Se aleja Fénix y se acorta el tiempo. A sumar de a tres en Ezeiza, donde la "taba" de la historia, frente a Suárez, siempre nos regala una "sonrisa".

A dejarlos "Tristones" (una vez más).



Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.



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