miércoles, 10 de febrero de 2016

Un debut con "pocas luces".

Una gran expectativa acompañaba el inicio de un nuevo campeonato, y con él, las ilusiones renovadas por un demorado ascenso a la "B" Nacional, luego de una reciente frustración, en la final perdida ante Almagro, en el Reducido del torneo 2015, bajo el pesado "telón de fondo", siempre omnipresente, de casi 26 años sin alegrías en forma de "vueltas olímpicas".

Luego de una pretemporada positiva en materia de resultados, con un invicto precompetitivo para el equipo de Walter Nicolás Otta, que hacía su presentación oficial "por los puntos", en la dirección técnica del Gallo, al igual que los nueve refuerzos que arribarían de su "mano", para completar un plantel diezmado, tras la "diáspora" profesional de fin de año, entre atrasos en los sueldos y promesas de pago incumplidas hasta el cansancio.

Así las cosas, en la calurosa tarde-noche del Nuevo Francisco Urbano, el Deportivo Morón iniciaría su camino, en el actual torneo de Transición 2016, ante el "energético" conjunto de Riestra, un rival con jugadores de buen pie, en especial, de tres cuartos de cancha en adelante.

Por el lado del Gallito, con cinco jugadores titulares, "sobrevivientes" de la base de "los Camboyanos" (Nicolás Gásperi, Emiliano Mayola, Damián Toledo, Cristian Lillo y Junior Mendieta), que finalizaran el año pasado peleando el segundo ascenso al Nacional, con Blas Armando Giunta en el banco, y a pesar de los cinco meses de atraso en sus sueldos, y al mismo tiempo, con la presentación de cinco de sus refuerzos para la presente temporada (Milton Alvarez, Juan Ferreira, Nicolás Minici, Rodrigo Díaz y Javier Rossi), además del retorno a la institución de uno de sus "hijos dilectos", como Gerardo Martínez, de regreso de su paso a préstamo por el fútbol ecuatoriano, el primer once de Otta intentaría hacerse fuerte desde el buen pie de su doble enganche (el talentoso tándem, Martínez-Díaz), para luego prolongarse en el desequilibrio de Mendieta y la "promesa de gol" en los botines del "Bicho" Rossi.

Sin embargo, y tras algunos buenos minutos iniciales del once debutante de Walter Otta, al igual que sucediese en el encuentro amistoso previo, de presentación del nuevo plantel, ante la exigente Reserva de San Lorenzo, el Gallo se iría desdibujando con el corren del primer cuarto de hora, en buena medida, a partir del desequilibrio que volvería a evidenciar en su mediocampo, al momento del quite y recuperación de la pelota, de idéntico modo a como se manifestase casi este mismo equipo (a excepción de la presencia en cancha de Matías Pardo, en lugar de Junior Mendieta), en aquél encuentro preparatorio frente a las jóvenes promesas del "Ciclón" de Boedo.

Demasiado dependiente de sus hombres más dúctiles en el control y manejo del balón (de ellos, con un Gerardo Martínez lúcido y participativo, y un Rodrigo "Rengo" Díaz aún en deuda con su fútbol y calidad indiscutibles), los "medios" del Gallo carecerían de predominio en el círculo central del campo, con un Cristian Lillo más adelantado pero improductivo y errático, y un Damián Toledo un tanto más retrasado, aunque aún demasiado lejos de aquél "tiempista" ubicado y certero, previo a la grave lesión ligamentaria en su rodilla, allá por la fecha 2° del reciente torneo de la "B" Metro.

Por si fuera poco, la reiterada ausencia de "carrileros naturales" por ambas bandas (con Cristian Yassogna en el banco, tras perderse toda la pretemporada, luego del esguince de tobillo sufrido en el primer ensayo amistoso, a los pocos minutos de iniciado el cotejo ante la Reserva de Boca), déficit de arrastre desde los tiempos de Salvador Antonio Aurelio Pasini como entrenador, las vulnerabilidades de Morón se acrecentarían, potenciadas por la calidad de alguno de los hombres de punta de la visita -en especial, Jonathan Herrera, Gonzalo Bravo y Sebastián Soto-, para emparejar el trámite de juego, primero, y más tarde generarle algunos desequilibrios a la última línea del Gallito, en particular por el lateral derecho, donde el ex Dálmine, Juan Gabriel Ferreira, aún no parece consolidado en su puesto, ni en la marca, ni mucho menos en su faceta ofensiva.

Al término de los primeros '45 del campeonato y con un puñado de emociones contadas frente a los arcos (un remate de Gerardo Martínez para el local, y una contra casi letal de la visita, bien resuelta por Milton Alvarez, en el mano a mano con el delantero de Riestra), además de alguna polémica emanada de otro pésimo arbitraje de Pablo Dóvalo (con penal no cobrado a favor de Morón incluido), quien pareciera evidenciar cierto ánimo reiterado de perjudicar al Gallito, en la mayoría de sus fallos, de no mediar nuestro convencimiento en la honestidad e imparcialidad de los árbitros de nuestro medio... (!!), en definitiva, el primer tiempo se extinguiría entre bostezos y promesas de mejoras en los segundos tiempos.

Ya en el complemento, la tónica general del partido no variaría sustancialmente, con pocas ideas colectivas y demasiados pelotazos sin destino, hasta que el primer apagón de la noche, antes del primer cuarto de hora del segundo tiempo, acallaría las voces de los protagonistas dentro del campo de juego, pero no de los espectadores en el estadio, quienes ofrecerían un espectáculo deslumbrante de "linternas" y cantos a voz en cuello, para matizar la espera de la vuelta del suministro eléctrico en el Nuevo Francisco Urbano.

Al cabo de 25 minutos habrían de reanudarse las acciones, con un Morón cada vez más "partido" en el medio, por imperio de las necesidades elementales de ir en procura de sus tres primeros puntos, con Cristian Yassogna y Matías Pardo en cancha, hasta que en el momento de mayor insistencia y presión ofensiva del equipo de Walter Otta (con un "manotazo" providencial y salvador de Sebastián Hernández, arquero rival, ante lo que hubiese sido el cabezazo goleador de Nicolás Gásperi), la noche en el Oeste volvería a tornarse profunda y contundente en el Nuevo Francisco Urbano, para determinar la suspensión definitiva del encuentro, a escasos nueve minutos para arribar al tiempo reglamentario.

Así, de improviso e inesperadamente, sobrevendría el final anticipado del esperado debut del Morón de Walter Otta, en el presente torneo de Transición de la "B" Metro, con una impresión inicial que arrojara pocos momentos felices y tantas dudas, como "apagones" tuviese la noche.

En definitiva, una presentación con "pocas luces", dentro y fuera de la cancha.

A mejorar y mucho.


Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.




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