domingo, 29 de noviembre de 2015

"No me pidan que cabecee"...

Concluida la primera final del Reducido de la "B", en el "Tres de Febrero" de Villa Raffo, frente a un Almagro que no deja de sorprender, que resultó mucho más que Deportivo Morón durante los '90, que aprovechó cada distracción y cada facilidad que le otorgara el Gallo (de regreso a su peor versión, en el momento menos pensado), y que en definitiva tuvo todo el fútbol que le faltó a Morón y justificó en el desarrollo y el resultado la lacerante y lapidaria diferencia de un contundente y merecido 4 a 0, que futbolísticamente nos exime de mayores análisis..., en esta oportunidad, y si los amigos lectores lo aceptan, comprenden y consienten, seremos más breves que nunca, en un comentario que seguramente poco ha de aportar, que la pena recurrente nos impide explayarnos demasiado y que damos por descontado que a poco menos que a nadie realmente interesará leer.

Por ello, y en los márgenes de las consideraciones estrictamente futbolísticas, las que creemos que, por estas horas de pesar poco importan, más allá de las ya aludidas, sobre los méritos irrefutables del triunfador y las enormes diferencias entre uno y otro finalista, que quedaran claramente plasmadas en la impensada goleada de un "Tricolor" que, salvo un "milagro" deportivo, parece haber sentenciado tempranamente la suerte de la final y con ella, la de un ascenso otra vez esquivo, resulta cada vez más evidente que Dios o la "buena estrella", hace rato que se han olvidado de nosotros, para ingnorarnos por completo en este tipo de instancias.

Y conste que, cuando hablamos de "nosotros", lo hacemos con ajustada referencia sólo a los socios e hinchas, porque dirigencialmente hemos "colaborado" inestimablemente con infinidad de errores y horrores repetidos, durante el último cuarto de siglo, para hacernos "merecedores" de este continuo y permanente desaire del "destino", como para que inequívocamente, bajo cualquier circunstancia y a través de los años, la "fortuna" resulte siempre ajena, esquiva y elusiva.

Quizás, y sólo quizás, recién cuando finalmente logremos enderezar el rumbo definitivo de nuestro averiado "navío" directivo, casi siempre al "garete", tal vez Dios, "la buena estrella", el "destino" o la "fortuna" nos vuelvan a tomar en cuenta, a la hora de los "premios" (porque en materia de "castigos", creemos haber tenido suficientes), en el momento preciso en que los logros futbolísticos vayan de la mano y resulten consecuencia necesaria y directa, de proyectos de trabajo serios, profesionales, responsables, sapientes y prolongados en el tiempo y no, como ahora, de azarosos y circunstanciales aciertos espamódicos y de momento.

Porque, en definitiva, los éxitos deportivos duraderos y permanentes, tanto como los logros institucionales trascendentes, devienen invariablemente de clubes serios, previsibles y ordenados... Sin "magia" posible, más que "casualidades" temporarias o "plenos" afortunados, de muy corto aliento y más efímero efecto.

En este punto, y prescindentes de la suerte final de un ascenso que, si bien aún mediante '90 de juego, parece racional e irremediablemente inclinado hacia el lado del "culo", en nuestro constante y frustrante juego de la "taba" con el universo deportivo, resulta más que justo e imprescindible el agradecimiento y reconocimiento sincero a este grupo de jugadores, por habernos permitido acceder a estas instancias decisivas (luego de casi una década) y regalarnos aunque sea por un momento, el "renacimiento" de una esperanza y el "resurgimiento" de una ilusión extraviadas en la memoria y que, a decir verdad, parecían irremediablente "dormidas" en nuestro inconsciente individual y colectivo, luego de tanto, y tanto, pero tanto tiempo mediante..., máxime en el contexto cuasi amateur de una institución virtualmente a la deriva, que "duele" por todos lados y "desarma y sangra" en manejos improvisados, negligentes y que, por momentos, generan "verguenza" propia.

Tal vez los "milagros" futbolísticos existan y Dios, "la buena estrella", el "destino" o la "fortuna", se apiaden de todos nosotros y nos reivindiquen en una semana, para retemplar el alma de hincha, de tanta y tanta herida mal avenida y reiterada con cruel ensañamiento, en un auténtico acto de justicia "divina" o de simple "carambola" del destino universal, en tanto desagravio largamente merecido para este "doliente" y lastimado corazón de Gallo, en permanente estado de indefensión grave y en "carne viva", y que sin embargo y a pesar de todo, permanecerá siempre irredento, noble y gallardo, inflando mucho más el pecho (aún con lágrimas en los ojos) en la caída, con la dignidad y el sentimiento únicos, que sólo nosotros, los socios e hinchas, resultamos capaces de comprender, compartir y saber de qué se trata..., en la sangre, en los huesos, en la piel y en el alma.

Aunque, aun así, llegado ese hipotético y "milagroso" caso de "restitución" divina, lo único que habremos de modificar en el presente comentario, será seguramente el estado de ánimo al momento de escribirlo, al trocar esta nueva pena en "balsámica" alegría.

Ya que, por lo demás, las verdaderas razones de 25 años de amarguras repetidas y desiluciones acumuladas, resultarán invariablemente las mismas, más allá de la "carambola" fortuita o el "guiño" cómplice de un áspero destino que, ojalá..., por una p... vez nos haga cambiar de opinión y pensar que, finalmente, Dios "existe" para el Deportivo Morón.

... A pesar de nosotros mismos (como errática institución).

Hoy no estoy para nadie... "No me pidan que cabecee".



Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.

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