viernes, 3 de abril de 2015

Tres puntos ante San Carlos, y a enfrentar la "asignatura pendiente" de visitante.

Tras la tercera salida consecutiva con derrota, más allá del Oeste, el Gallo regresaba a su estadio con la necesidad imperiosa de sumar de a tres, en un Nuevo Francisco Urbano que se ha consolidado como una verdadera "fortaleza", y donde ha obtenido todos sus triunfos a la fecha, así como sus mejores producciones.

En un cotejo de viernes santo al mediodía, bajo un calor agobiante y un sol abrasador, el equipo de Blas Giunta tenía la chance cierta de regalarse una buena sonrisa, máxime teniendo enfrente a un débil Villa San Carlos, que llegaba a la casa del Gallito como el último del campeonato, además de sumar una seguidilla negativa de cinco derrotas en fila.

Con su habitual esquema de 4-4-1-1, y el regreso de Gerardo Martínez, tras purgar las dos jornadas de suspensión, al Deportivo Morón le quedaría muy en claro de entrada, que la visita llegaba para oponerle un sistema ultraconservador de 4-5-1, con diez de sus jugadores en terreno propio y una actitud decididamente expectante, lo cual podría complicar las búsquedas ofensivas del local.

Sin embargo, y cuando aún no había pasado absolutamente nada en el desarrollo del juego, el Gallo vería solucionado su primer escollo, a partir de la rápida e inesperada apertura del marcador: a los '6, y tras una falta en perjuicio de Lucas Nanía, sobre el vértice izquierdo del área visitante, el retornado Gerardo Martínez clavaría un tiro libre precioso, a media altura, sobre el poste zurdo de un Sergio Matinella, arquero de la "Villa", que sólo habría de arrojarse para disfrutar de más cerca, la notable factura del cuarto gol en la temporada, del talentoso enganche del Deportivo Morón.

Así las cosas, con la ventaja parcial en el "bolsillo", a poco de iniciado el encuentro, el Gallo habría de trasladarle rápidamente las mayores obligaciones, a un Villa San Carlos que veía cómo se le "quemaban los papeles" tácticos, en tan sólo seis minutos, lo que preveía, por lo menos por entonces, la posibilidad de una tarde (por fin) tranquila, con todo lo que eso significa para este irregular equipo de Blas Giunta.

Dentro de un primer tiempo aburrido y decididamente mal jugado por ambos, si es que había chances de hacerlo mejor en ese horario inaudito y bajo ese calor insoportable, el local contaría con la posibilidad de ampliar la ventana, ante otra corrida exitosa de Leonel Altobelli, luego mal definida ante el achique presuroso de Matinella. En contrapartida, los de Berisso también sumarían una esporádica chance de empate, luego de un doble cabezazo en el área del Gallo que, vuelto a sufrir en los envíos aéreos, pudo ser controlado con acierto por Carlos Morel.

Ya en el entretiempo, pudo vislumbrarse claramente, la intención del cuerpo técnico de Morón, de introducir una variante para el comienzo del complemento, a partir de los movimientos precompetitivos encarados por Jonathan Páez. Puestos a vaticinar el cambio en ciernes, varios de los presentes intuyeron la salida de Lucas Nanía, quien jamás hubo de hallar se ubicación en el campo de juego, y reiterando la liviandad que exhibiera frente a Defensores de Belgrano, el último sábado.

Pese a las estimaciones, quien habría de quedarse en los vestuarios sería Federico Domínguez, de regulares primeros '45, al igual que el resto de sus compañeros, en una modificación cuestionable, por no decir errática, máxime a partir de los acontecimientos que habrían de registrarse, fundamentalmente, a falta de quince minutos para el cierre del partido.

Con una actitud más decidida y el adelantamiento de sus líneas, por imperio lógico de la desventaja, y a pesar de las innumerables limitaciones de la peor versión de Villa San Carlos, que objetivamente hayamos visto desde su ascenso a la "B" Metro, resultaba bastante sencillo aventurar que, cuando Morón se lo propusiera y afinara la mira, en alguna contra encabezada por Altobelli o Gerardo Martínez (nuevamente, los valores más destacados de la tórrida tarde), el local acertaría el segundo y bajaría las persianas de una victoria merecida, más allá de lo pobre del partido y la floja producción colectiva del equipo.

Y tal cual lo imaginado, sobre los '14 del segundo tiempo, una gran jugada individual de Leonel Altobelli, interrumpida con infracción sobre el "Llanero Solitario" del Gallito, no impediría la justa apertura con destino al incansable Cristian Yassogna, quien ingresando a toda marcha por la banda derecha, habría de ensayar un remate fuerte y rasante ante la salida del arquero visitante, cuyo rebote en su cuerpo no lograría evitar el segundo, en un gol con "suspenso" (el cuarto en su cuenta, en la presente temporada), para el delirio del numeroso público asistente.

Con el 2-0 consumado, y treinta minutos por delante, todo hacía presagiar la concreción de algún tanto más o, cuanto menos, la posibilidad de vivir una tarde tranquila, con el aliciente extra de finalizar con el arco propio en cero, por primera vez en el campeonato.

Pero como el término "tranquilidad" no existe dentro del diccionario futbolístico del Deportivo Morón, a los '20 del complemento y luego de perder las marcas en el medio, en la primera aproximación seria de San Carlos, la visita se toparía con un insospechado descuento, a partir de un dudoso penal sancionado por Martín Gonaldi, tal vez justificado, desde lo óptico, por la imprudencia al salir de Carlos Morel, en el intento por abortar una llegada franca de Kevin Hoyos, delantero centro rival, que parecía tener más destino de pelota perdida, que remate al arco con peligro.

Con el descuento de Santiago Sommariva, desde los doce pasos, y con '25 por delante, volverían a hacerse presente por el Oeste, los mismo y conocidos "fantasmas" de otras jornadas, aún con triunfos, como ante Almirante y más recientemente, frente a Barracas Central.

Para colmo y, a nuestro humilde juicio, en el segundo desacierto táctico devenido desde el banco, Giunta decidiría darle minutos a un delantero incisivo y de refresco como Javier Pérez (hasta allí, sin reproche alguno), pero haciéndolo ingresar en lugar de Gerardo Martínez, con lo cual, a falta de '15 para el epílogo del cotejo, el Deportivo Morón se quedaría sin sus dos intérpretes mas aptos, para "aguantar" y defender el resultado, a partir del control y la tenencia del balón: el mismo Gerardo, sumado a Federico Domínguez, reemplazado en el entretiempo.

Por eso, no sería de extrañar que este pobre, pero muy pobre San Carlos, fuese capaz la alterar la efímera calma que transuntara el Nuevo Francisco Urbano, hasta los '30 del segundo tiempo, llegando a comprometer una tranquila victoria del Gallo, hasta ese momento, a pesar de la inobjetable "humildad de conjunto" de la visita.

Un Villa San Carlos que, a los '42 del complemento, hasta tendría la chance de soñar con la posibilidad de un empate inmerecido, cuando tras un córner y un nuevo cabezazo ofensivo en el área del Gallito, Carlos Morel llegara a desviar el balón con sus uñas, para que éste rebotase en el travesaño y, en la jugada siguiente, fuese rechazo en la línea por Cristian Yassogna.

Luego del susto postrero, y con el final del encuentro, el Gallo se alzaría con un triunfo merecido, ante el rival más flojo de los enfrentados hasta el momento (y tal vez del campeonato), en una tarde que habría de dejar muy poco para el destaque, fuera de los tres puntos, nuevamente en la "fortaleza" del Oeste.

Sin embargo, lo más complicado se avecina en el horizonte cercano: salir a jugar lejos del Nuevo Francisco Urbano, ante Platense, en Vicente López, y comenzar a sumar de visitante.

De lo cual ya es tiempo, si se pretende ser seriamente protagonistas del campeonato. Ojalá se apueste a menos "ataduras" tácticas, y a mayores (y mejores) argumentos futbolísticos.

He aquí la gran "asignatura pendiente" y el desafío interno.


Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.



                       Foto: Osvaldo Abades (h).

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