miércoles, 20 de noviembre de 2013

Volvió el “Oreja” y cantó el Gallo. Nos…, festejamos con “leche” (de la “buena”).



En una de las mejores producciones del torneo, sino la mejor, el Deportivo Morón se alzó con un triunfo fundamental ante la UAI Urquiza, en el Nuevo Francisco Urbano, para treparse a la punta del campeonato en soledad y, lo que es más importante, en la tabla de los promedios, mantener la diferencia  de siete unidades con Defensores de Belgrano (su rival de la jornada 20º, en el “Juan Pascuale”, tras la fecha libre del próximo fin de semana) y al mismo tiempo, reducir a la mínima expresión la distancia que lo separa de Flandria (que visitará el Oeste, en la 21º, y que comenzara la temporada 16 puntos por encima del Gallo), y acercarse a cuatro unidades de Barracas Central y a siete de Tristán Suárez.

Con una actuación sobresaliente de Matías Exequiel Orihuela, en su regreso al primer equipo desde aquél empate en cero con Suárez, en el mismo escenario (el pasado 8 de octubre del corriente, para luego desaparecer sin explicación en la consideración del cuerpo técnico), erigiéndose en la figura del encuentro, con participación directa y decisiva en los cuatro tantos del Gallo (dos de ellos, pases gol), sumada a la reaparición goleadora de Damián Emilio Akerman quien se anotaría con un doblete, luego de un largo tiempo, el Deportivo Morón consumaría una trascendente y festejada victoria por 4 a 2, ante un visita que le planteó más oposición de la esperada y que se constituyó en varios pasajes del partido, en un rival de cuidado para el Gallo, con buen manejo del balón y profundidad en sus atacantes, en particular del grandote Bauchet.

De entrada nomás, en un partido de trámite parejo y luchado, el primero en pegar sería el “Furgón”, a través de un centro desde la derecha de su ataque, que entre la distracción de la última línea del Gallo y las dudas a la hora de salir a cortar de “Chiche” Migliardi, el nueve de la visita, Sergio Rodríguez, aprovecharía tantas ventajas para poner arriba al conjunto de Villa Lynch, en el primer partido oficial de su historia ante el Deportivo Morón, tanto bajo la actual denominación, con el sponsoreo de la universidad de capitales mormones anexado a su nombre original, como en el pasado, cuando predominaba su origen ferroviario.

Sin embargo, este Morón al que nada le resulta sencillo, lo que constituye un valor agregado para cada uno de sus logros, pudo recomponerse rápidamente, tanto es así que, en la jugada siguiente al gol de los dirigidos por Cristian Aldirico, y tras una fenomenal corrida de Matías Orihuela por el sector izquierdo (quien, a juzgar por lo que demostraría luego, estaba recién “calentado motores”), finalizaría con un preciso centro al punto del penal, para que desde allí y abriendo todo el botín derecho, para darle de lleno con la cara interna, Damián Akerman convirtiese su segundo gol en el torneo, para el delirio y el desahogo dentro y fuera del campo de juego.

De allí y al final del primer tiempo, habría de suscitarse una incidencia que volcaría decididamente a favor del Gallito, un trámite del encuentro, hasta entonces parejo y por demás disputado: la infantil expulsión del autor del primer tanto de la UIA, Sergio Rodríguez, quien en mitad de cancha y a la vista de todos, le propinaría un codazo artero y descalificador a Ariel Otermín, en pleno rostro, para determinar la acertada tarjeta roja de Héctor Paletta, quien luego no fallaría de la misma manera, en el segundo tiempo, ante otro codazo de Vidal, en perjuicio de Ariel Omar Berón.

Ya en el complemento, y con un hombre menos, la visita se replegaría aún más, cediéndole el terreno y la tenencia del balón al Deportivo Morón, quien saldría desde el mismo inicio del segundo tiempo a llevárselo por delante, generándole una presión que, se intuía en el ambiente, iba a resultarles imposible de sostener durante demasiado tiempo, a los diez en cancha de la UIA Urquiza.

Con pasajes de buen fútbol y la actitud de siempre, los dirigidos por Mario Darío Grana hallaron en las bandas las llaves maestras para abrir definitivamente el resultado del pleito, fundamentalmente con el desequilibrio y la habilidad de Orihuela por la izquierda, pero también a partir de la velocidad de Martín Gastón Sánchez, por el sector opuesto.

En otra incursión del “Oreja” por el lateral zurdo, Orihuela cedería en profundidad para que Mariano Matías Martínez realizara un “slalom” akermaniano, desembarazándose de rivales en el borde del área, hasta encontrar el hueco justo para el remate franco, y sacar un derechazo formidable e inatajable para el heterodoxo pero efectivo arquero visitante, y marcar el desnivel tan esperado en el Oeste, con un golazo terrible.

Con el 2 a 1 en el bolsillo y un hombre de más, Morón podría demostrar lo mejor de su juego, quizá en todo lo que va del torneo, presionando al rival con tranquilidad y paciencia, en procura de la diferencia que comenzara a definir el encuentro a favor del Gallo.

Y de tanto ir, con Dante Martín Zúñiga, Esteban Alberto González mientras estuvo en cancha y luego Mariano Messera, el local hallaría primero, el festejado 3 a 1, a partir de un remate desde afuera del área de…, sí, adivinó…, de Matías Orihuela, cuyo rebote largo del golero Cano, capturaría el gran goleador histórico del Gallito, para anotar el tercero en el campeonato y el 129 con la camiseta del Deportivo Morón; y más tarde, en la mejor jugada colectiva de todo el presente torneo, y empujando otro remate al arco/centro de Orihuela, desde el vértice izquierdo del área, el “Polaco” Sánchez convirtiera el cuarto tanto para el Gallo, y el tercero de su cuenta personal en la temporada, pero fundamentalmente, el gol del cierre del encuentro y de la tranquilidad definitiva de los jugadores, cuerpo técnico y la gente.

Claro que para este Morón, siempre hay espacio para el sufrimiento y cierta dosis de dramatismo, como aquella que sobrevendría, como un baldazo de agua fría, cuando tras el tercero del Gallo y mientras los socios e hinchas aún se abrazaban y descargaban sus gargantas con el goce del cercano triunfo, a la inversa de lo ocurrido el el primer desnivel de la UAI Urquiza, la visita hallaría enseguida, un descuento tan impensado como inoportuno, a partir de una mala cobertura defensiva, por el sector derecho, que dejaría solo a Coria para sacar una comba incontrolable para “Chiche”, a la carrera y sin dejarla que pique.

Menos mal que el referido cuarto gol de Martín Gastón Sánchez, detendría cualquier ímpetu de empate por parte del “Furgón”, y le devolvería la tranquilidad al Gallito para manejar la pelota con criterio y hasta para generar alguna ocasión más de gol, en los pies del ingresado Ezequiel Adrián Cérica.

En la mejor actuación colectiva del presente torneo, con una defensa nuevamente vulnerable, un mediocampo que alternó mejores y peores rendimientos (con el punto más alto y regular, como siempre, en Martín Rodrigo Granero, y las intermitencias de Zúñiga y un discreto partido del “Pelado” González), más el despertar de ambos delanteros, y en el mismo partido, el Deportivo Morón hallaría su pieza clave de desequilibrio, en el juvenil Matías Exequiel Orihuela, el mismo que desde el hacía más de mes se hallaba en un “freezer” inexplicable, al igual que las demás jóvenes promesas de la cantera.

Despacito, y con paciencia, volvió el “Oreja” y cantó bien fuerte el Gallo. En silencio y sin soberbia, nos…aplaudimos y brindamos con “leche” (de la “buena”).


Gustavo Adrián Requelme.



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