domingo, 9 de septiembre de 2012

Chacarita 1 - Morón 0, Dr. Jeckyl ó Mr. Hyde??

Chacarita 1 - Morón 0.

Dr. Jeckyl ó Mr. Hyde??....

Y transcurridas las primeras seis jornadas del actual torneo de la B Metropolitana, este Deportivo Morón temporada 2012/2013, genera más interrogantes que certidumbres, a caballo de una bipolaridad futbolística cada vez más evidente, subrayada en sus extremos más "Bordelines" tras la clásica, inobjetable y dolorosa derrota del último sábado por la mañana, frente a Chacarita en Villa Maipú.

Es que este Morón que apuntó para ilusionar con cada presentación, sin importar el rival o el escenario, hoy desorienta por igual a propios y extraños, con actuaciones para el aplauso de pie como frente a Estudiantes de Buenos Aires o San Telmo en la Isla Maciel, y otras que parecen remitir más bien a una indeseada prolongación de la penosa temporada pasada, en presencia de un equipo sin respuestas anímicas, futbolísticas ni físicas, y por lo tanto condenado a sufrir los vaivenes de categoría de sus rivales de turno, impotente partenaire de lujo de alguna que otra dura lección futbolera.
Sabido es que, más allá de las pesadillescas simetrías, este Morón afortunadamente nada tiene que ver con el injusto pseudo conjunto que desluciera de tal forma nuestra camiseta, nuestra historia y nuestra moral durante la eterna campaña 2011/2012, y que sin embargo y a pesar de la valía individual y colectiva del prometedor actual plantel, con actuaciones tan decepcionantes como la registrada en territorio "Funebrero", no hacen más que avivar aciagos y vergonzantes fantasmas del pasado reciente, que nadie desea que se conviertan en recuerdos del futuro.

Ya en partido, en tan sólo sesenta segundos y una sola maniobra habría de ponerse de manifiesto la tónica definitiva de una mañana para el olvido: Pereyra que ganaba la pelota en el centro del campo y habilitaba en profundidad al juvenil enganche del local, Matías Pisano, quien lejos de "estar pintado" en la cancha se adelantaría varios metros en ofensiva, sin más oposición que el gentil acompañamiento y la atenta mirada de Lucas Rodríguez Pagano, para en una misma acción al adentrarse con notable facilidad en el área grande del Gallito, con un certero amague dejara desairados a Pagano, Dante Zúñiga y Andrés Núñez y con un remate rasante y débil venciera la floja resistencia de un sorprendido "Chiche" Migliardi, paradójicamente en la única intervención en la que podría endilgarse algún grado de responsabilidad al siempre seguro y confiable guardián del arco del Gallo.

Y hablamos en términos de "paradoja" porque a partir del mismo intérprete y por idéntica zona del terreno, el diminuto Pisano habría de poner en ridículo a toda la defensa del visitante, generando no menos de quince situaciones netas de gol en favor de Chacarita, conjugadas en las gran mayoría de los casos por un "Capitán Chiche" que volvería a recubrir de bronce su impostergable monumento, así como por la llamativa incapacidad de los volantes y los hombres de punta locales, que habrían de dilapidar una tras otra inmejorables ocasiones para ajustar en los números, una supremacía escandalosa en el desarrollo del juego, dentro de un encuentro carente por completo de equivalencias.

Y si un puñado de "imberbes desfachatados", pero de muy buen pie, ataviados con la camiseta de Chacarita, no pudieron jamás ser controlados por una defensa visitante tan desordenada como ineficaz, en buena medida fue el resultado lógico de un equipo desorientado tácticamente, puesto que con un poco de orden y actitud de conjunto, posiblemente hubieran bastado sinó para conjurar tamaña diferencia, por lo menos para disfrazar y disimular semejante baile.

En este punto podríamos preguntarnos sobre la oportunidad de insistir sistémicamente con la línea de tres defensiva, independiente de rivales, escenarios e intérpretes. Y decimos esto porque más allá de la rigidez de un sistema táctico, el éxito del mismo remite invariablemente a los actores encargados de llevar a cabo correctamente la obra. Puesto que, por ejemplo, una cosa es dicha hilera de tres con Cristian González como último hombre y otra muy distinta sin González dentro del campo.

De todas formas, este trillado y agotador debate sobre la línea de tres en defensa, remite al sistema de ideas y conceptos más arraigados en el cuerpo técnico del Gallo, por lo que cualquier posible modificación en un futuro cercano, sería la consecuencia del cambio de libreto contra natura por imperio de la necesidad o la obligación extrema, que emanada de una revisión sincera para dotar de cierta flexibilidad lógica a un esquema que hoy reviste la rigidez de un auténtico credo futbolístico.

Cierto es que tampoco podemos hacer responsable a aquella línea de tres de la lentitud y el desconcierto que caracterizó al mediocampo de Morón en la mañana de Villa Maipú, con volantes que otrora ordenados y eficientes en la recuperación, en terreno "Funebrero" llegaron siempre un segundo más tarde que sus rivales y generaron de forma permanente huecos y espacios por donde habrían de filtrarse metódicamente los veloces y repentinos mediocampistas locales. La excepción a la regla resultaría Armando Lezcano, que a sabiendas de la imposibilidad de hacerse de la pelota, debió optar por tirarse al piso en función de recupero, para acción seguida recuperar la vertical e intentar abastecer a los delanteros del Gallo, aislados por completo dentro de un esquema donde reinaba el desconcierto.

Y sin embargo en las contadas oportunidades en que lograron conectarse, tanto Damián Akerman como Ramón Abila contarían con inmejorables chances mal concluidas, lo que en definitiva desnudaría una defensa local vulneranble por dónde se la mire, salvo en el caso del sobrio y seguro Sebastián Pena. 

Quizá aquí podríamos preguntarnos las razones y oportunidades de un par de cambios, cuando primero y en el inicio del segundo tiempo, el cuerpo técnico se decidiera por la salida de un extrañamente displiscente "Wanchope" Abila por Alejandro Espinoza, para mantener vaya uno a saber qué, puesto que el partido ya se estaba perdiendo. Y máxime cuando hubo de demorarse '30 en hacer ingresar otro delantero que pudiera acompañar a un fatalmente solo Damián Akerman, en la figura de un Mariano Martínez que increíblemente finalizaría desempeñandose de enganche, continuando el "Pipi" Lezcano en cancha 

Finalmente, también en el debe de una performance para la desilución grande, 
es necesario subrayar una nueva expulsión (la tercera en seis fechas), en este caso de Gonzalo Juárez, quien en apenas diez minutos y antes de la finalización de la primera etapa, recibiera dos amarillas consecutivas de Carlos Stoklas, por sendas infracciones tan evidentes como innecesarias.

Pasaron catorce años para que el Gallo pudiese reeditar el clásico con Chacarita y pasaron con pena y sin gloria los noventa minutos del esperado regreso a Villa Maipú. Sin embargo, y de cara al próximo cotejo por la 8° fecha de la B Metro (recordemos que el partido por la 7° jornada frente a Barracas Central, que debía jugarse el martes 11 del corriente por la tarde, fue postergado para el venidero martes 25 de septiembre de 2012, a las 21 hs., toda vez que se hallan cumplimentado los trabajos de reposición de las torres de iluminación del Francisco Urbano), cuando el Deportivo Morón visite a Brown de Adrogué en el "Lorenzo Arandilla", este Gallito 2012/2013 deberá despejar sus propias dudas y las de todos nosotros, para poder comenzar a discernir si estamos en presencia del Dr. Jeckyl o en su defecto, de su violento alter ego, Mr. Hyde..., lógico, mientras tanto el crédito aún continúa abierto..., a pesar de todo.-

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