domingo, 12 de febrero de 2012

Platense 3 - Morón 2: El día que “Chiche” no esté...


¿Cómo explicar el desarrollo de un encuentro de fútbol tan bipolar y asimétrico entre sus dos tiempos reglamentarios que, al término del primero, el mismo debería haber finalizado por lo menos 3 a 0 a favor de Platense y hasta 6-0 también, y que al cabo del segundo, la chapa final del cotejo arrojara sólo un 2-3 tan piadoso para el Deportivo Morón, como mentiroso e injusto para con los merecimientos de uno y otro conjunto, y que inclusive contara con la posibilidad cierta de un empate postrero, que hubiera resultado tan asombroso y epopéyico, como ajeno a toda lógica futbolera y decididamente ezquizofrénico y “tirado de los pelos”?.

¿Cómo hacer para explicar (y que se comprenda, claro...), que un equipo local que contara con más de UNA DOCENA de posibilidades concretas de gol, durante los primeros cuarenta y cinco minutos, y que únicamente otra EXCEPCIONAL y determinante actuación de un gigantesco “Capitán Chiche”, lograra neutralizar a la mínima expresión (el 0-1 de la etapa inicial), para evitar el seguro escarnio de una goleada en contra tan histórica como merecida y, de paso, mantener al Gallo extraordinariamente en partido y con vida, para que en los cuarenta y cinco finales, y más por deméritos, excesos de confianza, dudas y temores varios del rival, antes que por un vuelco futbolístico radical en el propio andar, hiciera peligrar una triunfo tan claro y aplastante del “Calamar”, por lo menos en lo merituable que, si se tratara de boxeo y tuviésemos que recurrir a las tarjetas, en números hubiera resultado unánime y aplastante?.

¿Cómo poder explicar que, tras un primer tiempo en el cual la extrema defensa de Morón constituyó nuevamente UNA AUTENTICA OBRA MAESTRA DEL TERROR, principalmente por su banda izquierda, donde el reingresado Julián Luciano Bogao jamás pudo ni con Juan Manuel Olivares (el enganche de “Tense” y figura del partido), ni con el hábil pero displiscente César Lamanna, ni con las subidas del lateral ex “Charro”, Osvaldo Vila (que encima encontraba TODA la banda libre, porque por si fuera poco, Marcelo Javier Vieytes, vaya uno a saber haciendo qué y por dónde anduvo toda la primera etapa), y que de no mediar las SEIS pelotas de gol conjuradas de forma magistral por Alejandro Esteban Migliardi, y otras tantas mal resueltas y/o despilfarradas por la mala puntería de una delantera “Calamar”, posiblemente incrédula ante semejantes ventajas de la última línea visitante, en la etapa complementaria y sin mejoramiento defensivo alguno, entre la desidia del rival y la vergüenza deportiva propia (lo único destacable en la noche de Vicente López), colocaran a Morón al borde de un empate milagroso, por el que jamás imaginó ni mucho menos cosechó mérito alguno?.

¿Cómo hacer para explicar que Jonathan Zacaría, el autor del primer gol local y al parecer nuevo “verdugo” de este Gallo tan enclenque como permeable en materia defensiva (recordar que este ex Almirante, también nos “embocó” en el Urbano, en esta temporada), asimismo supo valerse y hasta abusarse de la ausencia de contención en la línea media visitante, tanto es así que en esa apertura del marcador, el número once arrancó en su propio campo para avanzar sin oposición hasta el borde mismo del área rival, y aún allí sin nadie que le saliera al cruce, rematar al gol ante un atónito “Chiche”, para que en el segundo período y sin mejora alguna en el mediocampo del Gallito, y mientras el público “Calamar” se floreaba con un auténtico “baile”, el mencionado Zacaría y sus compañeros se complicaran solitos y solos, al punto de desnudar tantas flaquezas futbolísticas como anímicas, capaces de resucitar a un Morón que al empuje no supo agregarle ni capacidad ni inteligencia para empatar un partido tan perdido como su propio juego?.

¿Cómo explicar que un profesional del fútbol, como lo es (o debería serlo) Sergio Ariel Viturro, el enlace del Deportivo Morón, cometa por dos veces el mismo y grave error, de ejecutar débiles y bajos sean córners a favor como tiros libres en cercanías del área grande contraria, de cuyas réplicas letales Platense se valiera hábilmente para anotar tanto el primero como el segundo de sus tantos (en ese último caso, a cargo del ex Independiente, Alexis Blanco), y que aún así, con esta clase de ventajas tan inadmisibles como pueriles, más propias de un entusiasta amateur en el contexto de un partido de “papi” en “Skorpio' s, que de un idóneo en la materia, y luego del 3 a 1 a su favor, penal infantil mediante, cometido por Cristian González y facturado por César Lamanna, este mismo Platense que nos pintara la cara en '45, con los descuentos azarosos de Vieytes y más tarde de Leonardo Andrés Iglesias (segundo consecutivo del “Toti”, con la casaca del Gallito), desapareciera del terreno de juego y enmudeciera a sus parciales, a partir de sencillos y voluntariosos arrestos ofensivos de un Morón que, sin ideas ni demasiada convicción, ESTUVIERA CERCA DE UN EMPATE CON SABOR A PROEZA, MAS EN LOS NUMEROS QUE EN LA REALIDAD DE JUEGO?.

¿Cómo podríamos explicar que, por la 25° fecha del torneo de la “B” Metro, temporada 2011/12, y frente a Platense, de la goleada nos salvó únicamente la categoría de “Chiche”, pero del baile y papelón del primer tiempo no nos defendió nadie, y sin embargo el equipo se retiró seguramente del “Ciudad de Vicente López”, con el sabor amargo de haber tenido un empate histórico al alcance de la mano, pese a no haber hecho demasiado para conseguirlo, en '45 para un olvido rápido y otros '45 que no dejaron más que voluntad, confusión y un cúmulo de enormes carencias individuales y colectivas?.

La verdad..., no sabríamos de qué manera explicar (y que lo comprendan, claro), el desarrollo de un encuentro tan bipolar y contrastante, entre una etapa y la otra, como para poder perder por paliza y zafar en el intento, Migliardi mediante, y terminar el cotejo a tiro de un empate tan mentiroso como futbolísticamente ezquizofrénico.

Pero es que así penduló el partido para el Gallo, entre el papelón y el milagro. Y de milagros, se sabe, suele valerse muy pocas veces el fútbol. Por eso lo que más preocupa es el futuro..., o lo que es lo mismo, el día que “Chiche” no esté disponible.


Alejandro Esteban "San Chiche" Migliardi.

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